Prevenir accidentes domésticos y problemas de salud es fundamental en cualquier etapa de la vida, pero especialmente cuando hablamos de personas mayores. Con la edad, aumentan los riesgos de caídas, golpes, mareos o pequeños despistes que pueden derivar en consecuencias graves. Por eso, anticiparse a estas situaciones con medidas sencillas pero efectivas es clave para asegurar una vida tranquila, segura y lo más autónoma posible.
Uno de los primeros aspectos a considerar es el entorno del hogar. Es fundamental revisar que no haya obstáculos que dificulten el paso, como alfombras mal colocadas, muebles con esquinas peligrosas o cables sueltos. Asegurarse de que la casa esté bien iluminada —especialmente en pasillos, escaleras y baños— puede marcar la diferencia. La instalación de barandillas o agarraderas en zonas estratégicas, como el cuarto de baño o junto a la cama, también ofrece una mayor estabilidad y seguridad.
Otro punto crucial es el uso de calzado adecuado. A menudo, llevar zapatillas sin sujeción o desgastadas puede provocar resbalones. Lo ideal es optar por un calzado cerrado, con suela antideslizante y que se adapte bien al pie.
Además del entorno físico, no debemos olvidar la importancia del seguimiento médico regular. Una revisión oftalmológica puede detectar problemas de visión que, de no tratarse, dificultarían la movilidad. Lo mismo sucede con la audición: oír bien ayuda a percibir mejor el entorno y evitar riesgos. También es recomendable realizar controles de movilidad, equilibrio y reflejos, para adaptar hábitos o terapias que eviten caídas.
La prevención debe ser constante y no solo física: también es clave fomentar una actitud consciente, enseñar a reconocer señales de alerta del propio cuerpo (como mareos, desorientación o debilidad) y actuar con calma en caso de cualquier malestar. Las personas mayores deben sentirse acompañadas, pero también empoderadas para cuidar de sí mismas dentro de sus posibilidades.
Por último, también es aconsejable planificar con cuidado los desplazamientos en coche y a pie, evitando caminar solos en zonas desconocidas o con poco tránsito, especialmente en condiciones meteorológicas adversas. Toda precaución, por pequeña que parezca, puede ser vital para prevenir situaciones de riesgo.